Siguiendo con mi proyectito personal de crearme mi propio » banco de semillas«,  no me podían faltar las semillas de calabaza / calabacín, con lo que me gusta su puré. 🙂

Como siempre, primero elegiremos un fruto maduro lo más sano posible y procederemos a partirlo por la mitad, de manera que veamos el interior del fruto, la pulpa con sus semillas.

Después usaremos una cuchara para vaciar las semillas en un colador. De esta manera no dañaremos ninguna semilla, y aprovecharemos el colador para lavarlas y retirarles los restos de pulpa que puedan tener.

Una vez limpias las extenderemos en una superficie de papel, o en mi caso, una superficie de plástico. Mi experiencia de ponerlas en papel no me ha gustado, ya que al estar húmedas, cuando se secan y las retiras del papel para guardar, quedan trozos pegados de papel en las semillas. Y esto no me gusta, así que prefiero ponerlas en plástico para secarse.

Las dejaremos secar en un lugar seco y fresco, ya que si las pusiéramos al sol, junto con la humedad que tienen que queremos eliminar, germinarían.

Una vez notemos que ya están secas, antes de guardarlas las dejaremos unos días más para asegurarnos de que no tienen nada de humedad. Si las guardaremos en un tarro de cristal y tuvieran algo de humedad, se crearía moho, se pudrirían, se echarían a perder.


(Las fotos de este post son de calabaza buternut. Pero es aplicable a todo tipo de calabazas / calabacines, pues aunque cambian la forma, las semillas y su situación dentro del fruto son muy parecidas.)